viernes, 29 de enero de 2021

CAÑAMO: “Ya está bien de que los pacientes tengamos miedo a decir que consumimos cannabis”

 Miguel Castejón

Entrevistamos a Carola Pérez, presidenta del OECM, sobre la Semana de la Concienciación del Cannabis Medicinal.

Carola Pérez (Madrid, 42 años) es presidenta del Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM) y fundadora de la asociación Dosemociones, desde la que asesora y apoya a pacientes que desean conocer las propiedades y aplicaciones terapéuticas del cannabis. La semana que viene el OECM organiza la Semana de la Concienciación del Cannabis Medicinal, un evento de cinco días con numerosos expertos, en el que también participarán pacientes y representantes políticos, y que se podrá seguir online. Hablamos con Carola para que nos explique la situación del cannabis medicinal y el por qué del evento.

¿Por qué una Semana de Concienciación del Cannabis Medicinal?

El 15 de noviembre es el Día Mundial del cannabis medicinal. Aprovechando la fecha, y aprovechando que con la covid-19 el tema político del cannabis se ha quedado parado, hemos considerado que es importante que los políticos se vuelvan a sentar encima de la mesa, como van a hacer el primer día junto con Araceli Manjón-Cabeza.

Además de los políticos vais a reunir a un buen puñado de expertos en distintos campos de la salud, además de pacientes y familiares de pacientes ¿A quién os dirigís?

A todos ellos, y a la población en general. Nuestra idea es juntar a médicos, científicos, expertos en salud pública, pacientes y familiares, y hacerlo de una forma totalmente gratuita, a través de un canal de YouTube, sin inscripción. Para que muchas personas de las que utilizan cannabis medicinal, que suelen tener de 45 años para arriba, lo tengan lo más fácil y cómodo posible, y lo puedan ver desde casa. Solemos hacer los eventos de forma presencial, pero dada la situación de la covid, y que todos los pacientes somos población de riesgo, hemos decidido hacerlo de forma online

El segundo día lo centramos en temas de cáncer. Luego dedicaremos el siguiente día al dolor, y abriremos la sesión con la participación de la Sociedad Española del Dolor. Es un hito importante a destacar, pues es la primera vez que avalan un evento sobre cannabis medicinal, y es la primera sociedad científica que da el paso para debatir e investigar dentro de su campo. El miércoles hablaremos de enfermedades neurodegenerativas, y el último día entraremos en el melón de la salud mental. Estará Joan Carles March, que ahora es un médico muy mediático por ser uno de los impulsores de la carta al Gobierno que solicita una auditoría independiente sobre la gestión sanitaria de la covid. Y acabaremos la jornada hablando sobre bulos y mitos sobre el cannabis medicinal.

¿Cuál es la situación actual de los pacientes que usan cannabis?

Ahora mismo hay muchísimos pacientes que se están automedicando con cannabis y sus derivados, sin control médico, sin tener acceso a una sustancia segura, trazada o analizada. El cannabis no es una sustancia inocua, y muchos de los pacientes que acceden al cannabis medicinal no son usuarios previos, por lo que necesitan conocer las posibles contraindicaciones farmacológicas, las diferentes vías de administración… Mientras no haya regulación la gente se va seguir buscando la vida como pueden. Nuestro fin es que todos los pacientes tengamos derecho al mejor tratamiento posible, esto está recogido en la Carta de los Derechos Humanos de los Pacientes de la UNESCO. Y que todo médico tenga derecho a usar la mejor diana terapéutica que considere para sus pacientes.

El primer día estarán presentes representantes políticos de los partidos PSOE, Podemos, Ciudadanos, Más Madrid y PNV ¿Os ha costado que los representantes políticos acepten participar?

La verdad es que no. Igual que otros partidos ni siquiera nos han contestado, en el caso de los cinco partidos que están acompañándonos todo han sido facilidades, y de hecho ellos están todos deseando que hablemos de este tema con seriedad y con rigor. Al mismo tiempo no hemos recibido contestación del PSOE a nivel estatal, ni del PP, Compromís… Pero se ha invitado a todos los partidos del arco parlamentario.

Recientemente entrevistamos a Iñaki Lavandera, quién estará presente el lunes, por haber impulsado una PLN para pedir la regulación del cannabis medicinal desde el PSOE de Canarias.

Iñaki no es el único en el PSOE que ha apoyado el cannabis medicinal. Tanto a nivel de Navarra, como País Vasco, Cataluña, Valencia, Extremadura, se han pronunciado a favor, pero luego a nivel estatal no se quiere oír hablar del tema. Es muy valiente la actitud de estos políticos, como también lo fue la de nuestro compañero Eduardo Van den Eynde [Portavoz del Partido Popular en Cantabria, y socio de Dosemociones], que falleció recientemente. El hecho de dar el paso como políticos y dar la cara se agradece. Porque ya está bien de que los pacientes estemos metidos en un armario y que tengamos miedo incluso a decirle a nuestros médicos que somos consumidores de cannabis por miedo a que nos echen de las consultas.

¿Esto es común?

Nos encontramos con dos tipos de perfil sanitario: por un lado hay hospitales que conocen nuestro trabajo y cuando los pacientes les preguntan por el cannabis medicinal ellos les aconsejan que contacten con nosotros para formarse; y luego hay otro tipo de médicos que cuando les hablamos de cannabis medicinal se van al porro, a la rasta, a la esquizofrenia en los menores… y no son capaces de ver que hay un sistema endocannabinoide y que los cannabinoides pueden ser una opción terapéutica más como cualquier otro medicamento.

Hace cinco años que existe el OECM, y en este tiempo vosotros y otras organizaciones, partidos, colectivos y personas habéis conseguido articular más y mejor las demandas en torno al cannabis medicinal. ¿Crees que ha mejorado algo la situación de los pacientes en este periodo?

Yo creo que sí, que el trabajo que hemos realizado se ha notado. Por ejemplo, antes el CIS tenía unas cifras mucho menores en torno a la aceptación de la sociedad civil con el uso del cannabis medicinal, y ahora mismo estamos en un 84% de aceptación. Sí que creo que el trabajo hecho ha servido y que políticos como Podemos o Ciudadanos, o Más País, o ERC, están empujando fuerte. A ese nivel sí.

En cuanto a nivel de pacientes es verdad que cada vez más pacientes dan la cara, pero aún muchos tienen miedo a sus familiares, a sus médicos, incluso a que los echen del trabajo. Y esta parte todavía está por resolver. Nos falta un poco de movimiento en las calles. Somos muy pocos pacientes los que damos la cara y los que compartimos nuestras historias y nuestras intimidades con los medios, pero impulsar un movimiento así hace que algunos pacientes se animen a contar sus historias y que otros, que están en la misma situación y no se atreven a dar el paso, lo vean con la naturalidad con la que hemos de tratarlo. Por eso creemos que una semana de concienciación es importante para todas aquellas personas que tienen tanto miedo a contarlo.

Al inicio de la entrevista decías que ahora el cannabis medicinal no es una prioridad para los políticos. Sin embargo, ¿no crees que tanto el actual Gobierno como la situación sociosanitaria generada por la covid podrían ser una ventana de oportunidad para conseguir una regulación?

Como bien dices sobre el papel todo lo aguanta, pero luego nos encontramos con la realidad. Y la realidad se ve mirando qué aceptación hemos tenido por parte de los políticos para participar. Nosotros hicimos un evento en 2018 en el que el Partido Popular estuvo presente, y esta vez ni siquiera se han dignado a contestar. Ahora mismo los políticos están más enredados en pelearse entre ellos que en sacar un país adelante, y hay cosas ahora no sacan rédito político. Pero esto es un tema de derechos humanos. Incluso creo que teniendo un 84% de la población en favor de la regulación del cannabis medicinal esto no resta votos, en todo caso suma.

Fuente:


NO HABRÁ CANNABIS TERAPÉUTICO ESTA LEGISLATURA

 

El Gobierno de España sorprendía el martes 15 con el envío de una respuesta parlamentaria por escrito a la pregunta de la senadora del PNV, Josune Gorozpe Elezcano, al respecto de la regularización del cannabis de uso médico. La contestación del Ejecutivo aduce falta de estudios clínicos y a los supuestos efectos secundarios de la marihuana para exigir pruebas científicas de calidad, seguridad y eficacia con los que quizás acometer la reforma.

Con este documento de escasas tres páginas al que hemos tenido acceso íntegro, el Gobierno da un paso atrás en lo concerniente a la regularización de la vertiente Terapéutica, dando carpetazo por tanto a la cuestión recreativa. Las razones para este retraso se basan en la supuesta falta de análisis científicos y la necesidad de establecer tipologías y procesos de comprobación de los medicamentos en cuanto a su calidad para consumo.

Respuesta por escrito

Cuando se revisan las pruebas científicas sobre el uso terapéutico del cannabis (consumo directo de las sumidades floridas o con fruto de la planta de cannabis), se observa que el nivel de evidencia disponible no es suficiente para recomendar un uso generalizado en pacientes con determinadas patologías, contrariamente a lo que podría pensarse”, relata. En seguida, explica que no se han establecido programas para el uso médico del Cannabis, obviando las investigaciones científicas que sí se han dado en nuestro país. “La decisión de crear programas de uso del cannabis con fines terapéuticos en España se tomará, en su caso, ponderando la evidencia que exista sobre su eficacia terapéutica y los efectos adversos del uso del cannabis, es decir, aplicando un criterio lo más cercano posible a los criterios que rigen la autorización de medicamentos y valorando, asimismo, la idoneidad del cannabis frente a alternativas de calidad estandarizada (p.e. uso de extractos o cannabinoides aislados)”.

La información a la que ha podido tener acceso Cannabis.es, afirma que la eficacia terapéutica y la seguridad de los productos médicos derivados del Cannabis se está estudiando en la actualidad y no existe una decisión al respecto. “En España y en los países de nuestro entorno, y en aquellos que tienen un sistema regulatorio de medicamentos maduro, la comercialización de medicamentos va precedida de una evaluación de su calidad, y de su seguridad y eficacia en unas indicaciones determinadas. Las pruebas de seguridad y eficacia evaluadas en el trámite de autorización se obtienen principalmente en ensayos clínicos controlados. Esto es aplicable a los medicamentos autorizados que contienen cannabis o cannabinoides”.

Entre estos medicamentos, encontramos Sativex, Epidyolex y las importaciones de Navilona o Dronabinol “para casos excepcionales de esclerosis múltiple o antiemético en tratamientos oncológicos”. En una confusa explicación de los usos de estas terapias, la comunicación del Gobierno de España apunta a una extensa lista de efectos secundarios y apunta al Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías como su fuente de referencia.

La información a la que ha podido tener acceso Cannabis.es, afirma que la eficacia terapéutica y la seguridad de los productos médicos derivados del Cannabis se está estudiando en la actualidad y no existe una decisión al respecto. “En España y en los países de nuestro entorno, y en aquellos que tienen un sistema regulatorio de medicamentos maduro, la comercialización de medicamentos va precedida de una evaluación de su calidad, y de su seguridad y eficacia en unas indicaciones determinadas. Las pruebas de seguridad y eficacia evaluadas en el trámite de autorización se obtienen principalmente en ensayos clínicos controlados. Esto es aplicable a los medicamentos autorizados que contienen cannabis o cannabinoides”.

El consumo de cannabis no está desprovisto de riesgos. Los más evidentes, y que motivan su inclusión en listas de sustancias fiscalizadas como estupefacientes, son sus efectos psicoactivos y que motivan su uso recreacional: inducción de un estado de euforia, confusión, somnolencia, alteración de la percepción, etc. En ensayos clínicos los efectos adversos a corto plazo que se han registrado son mareos, sequedad de boca, desorientación, nausea, euforia, confusión y somnolencia. La incidencia de efectos adversos graves fue baja. En algunos de los ensayos, la probabilidad de retirarse del ensayo por los efectos adversos era mayor en los pacientes que recibían el tratamiento activo (cannabinoides) frente a placebo”, asegura el Gobierno, sin especificar ninguna fuente al respecto.

Activismo

Conversamos con José Afuera, portavoz de la Confederación de Federaciones Cannábicas (CONFAC). “Existen evidencias científicas suficientes. Solo hay que ver países como Alemania o Italia, o la multitud de países que ya han regulado el Terapéutico. ¿Quiere decir esta respuesta que esos países son unos irresponsables, que han regulado sin tener evidencia?”. CONFAC muestra su preocupación por pacientes y personas que usan Cannabis terapéutico o que ya están usando los fármacos autorizados por la AEM.

El movimiento cannábico debe unirse para reclamar una regulación. La división en apoyo de los diferentes usos, tanto Terapéutico como Recreativo, no sirve para nada. Se debe establecer una normativa para todas las utilidades de la Marihuana, respetando la independencia y las particularidades de cada colectivo”, afirma Afuera. El portavoz anima a todas las Asociaciones y clubs cannábicos a que se afilien a CONFAC.

Hugo Madera, en representación del Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis, defiende que el documento trata unas cuestiones que están ya investigadas por tratarse de plantas medicinales de uso ancestral, ya legisladas a nivel nacional. También se refiere al ejemplo internacional de Alemania, lugar en el cual se puede acceder de forma natural a cualquier producto.

Las pruebas científicas son abrumadoras, solo hay que consultar las publicaciones online en PUBMED. Contamos con los informes de recalificación de la Organización Mundial de la Salud, cientos de estudios programados”, afirma Madera. “El problema real es que parece que se quiere sacar a la gente que lleva décadas luchando por la regulación del Cannabis en nuestro país. Da la sensación de que se quiere eliminar a la competencia para entregar un oligopolio a las empresas farmacéuticas, tabacaleras, ejerciendo fuerte represión y argumentando con excusas. Suplantar de esta forma a las personas y apostando por una regulación de Cannabis medicinal “light” en contra de una regulación integral, que es por lo que nosotros luchamos. Esto podría salirle muy caro al Gobierno, en términos económicos, y daría una baja accesibilidad a los tratamientos”, declara el portavoz de la OECCC.

Opinión

La respuesta del Gobierno central extiende estupefacción entre los actores sociales, que pensaban haber informado al detalle de todos los aspectos relativos a la legalización y regularización del Cannabis en nuestro país, con movilizaciones multitudinarias, reclamaciones en nombre de colectivos o charlas de expertos en órganos de alta importancia democrática. Las aplicaciones del Cannabis en el tratamiento del dolor crónico, son evidenciadas por verdaderas autoridades en los campos de la medicina, que al parecer no son suficientes, frente a los temibles efectos secundarios que pueden causar estos tratamientos en un enfermo oncológico: euforia, somnolencia y sequedad de boca.

Benito Díaz

Fuente:



jueves, 28 de enero de 2021

LA OPORTUNIDAD VERDE

MOTIVOS ECONOMICOS, SOCIALES Y SANITARIOS PARA REGULAR EL CANNABIS

Jack Herer, el legendario activista cannábico estadounidense, dijo en una ocasión: “El cáñamo será el futuro de la humanidad, o no habrá futuro”. Esta suerte de profecía, que en su momento debió parecer poco más que la exageración de un fumeta, contiene cada vez más trazas de realidad. Ya no solo por las investigaciones científicas que se llevan a cabo en decenas de laboratorios y universidades de todo el mundo, algunas tan prometedoras como la utilización de cannabis para tratar algunos de los peores efectos de la covid-19 o su utilidad para combatir las secuelas de la epilepsia, sino también por los últimos movimientos que se están produciendo a nivel internacional en materia de legalización del cannabis. 

Tras la expectación generada por la regulación aprobada en Colorado en 2013, el estado norteamericano se convirtió en el principal exponente mediático de lo que suponía sacar de la oscuridad a todo un sector. Los datos socioeconómicos, que despertaron el interés de decenas de países en los cinco continentes,  respaldan la legalización: el paro pasó del 9% en 2011 al 2% en febrero del pasado año y el territorio, con 5,6 millones de habitantes, recaudó más de 387 millones de dólares en impuestos según informa su propio Departamento de Ingresos.

Si extrapolamos estas cifras a un país con la población y el potencial productivo de España, y teniendo en cuenta que la fiscalidad sobre el cannabis en Colorado es bastante laxa, resultan  cientos de millones de euros en ingresos para el Estado, una cifra nada desdeñable en un momento de crisis como este. En la actualidad, el cannabis se ha regulado, de una u otra forma, en Canadá, Uruguay o México, e incluso algunos de nuestros socios de la Unión Europea han avanzado de una u otra forma en la senda de la legalización, ya sea en materia medicinal (como Alemania) o en la despenalización de la posesión y consumo (como Portugal). Sin embargo, en España y a pesar de ser un debate totalmente superado (un 84% de la población está a favor de la regulación, según el CIS) los sucesivos gobiernos no han puesto de su parte para que lo que ya es un enorme consenso social se convierta en ley.

El pasado 2 de diciembre, el máximo órgano de Naciones Unidas en materia de políticas de drogas decidió eliminar al cannabis de la llamada lista IV, un dudoso honor que compartía con otras drogas de las llamadas duras, como la cocaína o la heroína. Esta reclasificación va mucho más allá de lo simbólico, porque abre la puerta a que los países miembros establezcan regulaciones similares a las existentes para el alcohol o el tabaco. Además, cambia de manera radical el enunciado de la cuestión: ya no está en debate si el cannabis será regulado, la pregunta en estos momentos es cuándo y, sobre todo, cómo. 

Nuestra legislación en materia de drogas tiene como texto principal la Ley 17/1967, que surgió de la adaptación de nuestra norma a los acuerdos alcanzados en la Convención Única sobre Estupefacientes celebrada en 1961 al amparo de la ONU, el primer tratado internacional sobre el control de drogas. Que nuestra ley sobre estupefacientes tenga un origen preconstitucional ya debería ser motivo más que suficiente para su revisión.

Pero, más allá de cuestiones morales, éticas o ideológicas, ¿por qué España debería ser el primer país europeo en aprobar una regulación integral del cannabis? 

En primer lugar, existen multitud de razones de índole económico que deberían hacer reflexionar hasta al pensamiento más conservador. El consumo de cannabis es un hecho social, ampliamente aceptado, y que no ha sido erradicado (ni siquiera reducido) con leyes tan duras como la llamada Ley Corcuera o la actual Ley Mordaza. 

La guerra contra las drogas ha sido un estrepitoso fracaso, y solo ha llevado a enriquecer más al narco mientras se criminaliza a los usuarios, un conflicto que ha costado miles de millones de euros sin redundar en ningún tipo de beneficio para la ciudadanía. Sacar al cannabis del ámbito penal para llevarlo al tributario proporcionaría un aumento de ingresos públicos que ayudarían a paliar la difícil situación que atraviesan las arcas públicas. Pero tan importante es hablar de ingresos como de ahorro; ¿Imaginan cuánto dinero en efectivos policiales, recursos judiciales o gasto en prisiones

Si miramos más allá de nuestras fronteras, ser pioneros en establecer una regulación integral colocaría al Estado español en una situación de privilegio con respecto a otros países, pudiendo acceder como principal productor europeo al mayor mercado transnacional del cannabis, el que se está configurando en América del Norte con Canadá, México y EEUU, cuya legalización a nivel federal es una prioridad del gobierno Biden. Sería una magnífica oportunidad para mejorar nuestra balanza de pagos, tan dañada por las consecuencias de la pandemia sobre el sector turístico. 

Pero también encontramos motivos sociales para acabar con el actual statu quo del cannabis en nuestro país. El prohibicionismo no solo supone un ataque frontal a derechos fundamentales como el libre desarrollo de la personalidad o el derecho de asociación, sino que, además, produce un sufrimiento innecesario para miles de familias. Este es el caso de Albert Tió, presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas Autorreguladas de Catalunya (Fedcac) y promotor de la iniciativa popular que originó la ley catalana de clubes de cannabis, aprobada por el Parlament en 2017 y posteriormente declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional. Pagará su activismo con una pena de prisión de cinco años, tras la intervención en 2014 en la asociación Airam, de la que era secretario. Una regulación integral responsable supondría el fin de la estigmatizacion y la persecución policial a la que se ven sometidos consumidores y cultivadores, y sacaría del mercado negro decenas de miles de puestos de trabajo que ya existen, con sus correspondientes cotizaciones en beneficio de la hucha común de la Seguridad Social. 

Por último, hay que subrayar la incidencia que tendría la futurible regulación del cannabis en la salud pública y nuestro sistema de salud. El principal efecto será dotar de seguridad a los usuarios sobre qué están consumiendo realmente. La ausencia de normas implica que los consumidores pongan en riesgo su salud con sustancias que pueden estar adulteradas, en mal estado o que no cumplen con las características prometidas. Pero también tendría beneficios para las personas que no consumen cannabis, incluso para quien se opone frontalmente a cualquier tipo de avance legislativo en la materia. Dicho avance abriría decenas de vías de investigación médica y farmacéutica con cannabinoides, como ya ocurre en otros países, desarrollando medicamentos y terapias capaces de derrotar a enfermedades que actualmente se tornan crónicas o incurables. Y si hacemos caso de las estadísticas de Colorado, la normalización del cannabis elimina ese componente seductor que siempre contiene lo prohibido: el consumo por parte de menores descendió de un 9,2% en 2015 a un 6,5% en solo dos años. 

Más pronto que tarde, tendremos que afrontar este debate como una sociedad adulta compuesta por miembros de pleno derecho, sin paternalismos ni cortapisas. Cuando hablamos de legislación y regulaciones no existen las recetas mágicas, y con total seguridad se acabará generando la pugna entre un modelo orientado a los usuarios frente a otro que priorice los beneficios de los grandes productores. Será otra batalla, mientras tanto, sigamos

Pedro Vera Blanco es responsable de Políticas Federales de Más País Andalucía.

Fuente:




 

domingo, 10 de enero de 2021

«¿Se abre la veda para la regulación del cannabis en España?»